viernes, 10 de junio de 2016

Partido Popular: se buscan súper héroes



Si hay algo que toda la sociedad conoce, más allá de que todos lo reconozcan, es que del Partido Popular ha surgido el entramado de corrupción más obsceno y denigrante que jamás haya padecido nuestra joven democracia.
Pintxo & Chinto de 2014.
Mal que les pese, incluso los más acérrimos no pueden negar este hecho sin ruborizarse, por más que los haya que, en una sumisa y aborregada concepción jerárquica de la sociedad, tolere esta práctica en virtud de que “al fin y al cabo, los gobernantes siempre han tenido privilegios”.
Esta asunción, sin duda cargada de un severo complejo de inferioridad, he tenido ocasión de escuchársela a algún que otro ciudadano corriente, de la casi extinta clase media. Básicamente de esto viven los políticos: de la mansedumbre y la desmovilización general. No estoy llamando a ningún alzamiento, pero clama al cielo tamaña condescendencia con los ladrones, disculpados precisamente por muchas de sus víctimas.
Y es que este grueso muro -que al fin parece dar muestras de comenzar a resquebrajarse- se ha edificado a fuerza de las mentiras que sus procuradores han vertido sistemáticamente sobre todos sus gobernados.
Es bien sabido que, hoy por hoy, el sistema político más propicio para acometer el mayor abuso de los poderosos sobre la base social no es ni la esclavitud ni un sometimiento atroz, pues tan flagrante situación animaría a las masas a la rebelión. La clave está en el disimulo y la falacia usados por los que ostentan cargos relevantes con el fin convencer al pueblo de que vivimos en el sistema más justo posible, siendo éste, en consecuencia, inmejorable.
Pues bien, asimilados estos conceptos por la mayoría, nos vienen volcando de modo absoluto y constante una serie de pautas y patrones dirigidos a convencernos de la exigencia social de que el individuo alcance el éxito para no ser discriminado. Se fomenta, de esta manera, la idea de que para triunfar hay que destacar sobre los demás, y esto se logra, principalmente, mediante las posesiones y una posición más o menos privilegiada.
El Jueves, maestros de la sátira. Viñeta de Santi Orue.
Alimentada el alma con este veneno neoliberal que, en el fondo, únicamente persigue que seamos consumidores voraces de sus productos, nuestra actitud individualista y competitiva busca descollar sin el menor pudor. El culto al dinero y la ambición de poder que otorga sentirse por encima de los demás es la meta que persiguen los alienados, insensatos que han sucumbido sin resistencia a tal modelo de sociedad, hoy imperante.
Tras esta escueta introducción regreso al Partido Popular, que se ha convertido en la herramienta de muchos de estos infrahumanos a los que me refiero. Dicho partido ha sido (y sigue siendo) el instrumento del que se valen estos ladrones para ejecutar sus fechorías a nuestra cuenta, igual que ocurre en el PSOE de Andalucía o en CiU en Catalunya, por ejemplo. Todos los sinvergüenzas utilizan sin rubor los estamentos, instituciones y corporaciones a su alcance para robar y promover la delincuencia.
Por eso, personalizando en el PP como máximo acogedor, a día de hoy, de tanta gentuza de este pelaje, me pregunto si no habrá nadie dentro de la organización que, de manera firme y creíble, salga a la opinión pública, no para defender sus siglas, sino para clamar que sea desalojada de tanto cabrón que tanto les está perjudicando.
Y me pregunto si no existirá ningún militante o simpatizante que se rasgue las vestiduras, avergonzado y humillado, que se erija como atisbo de luz esperanzadora que anime a un sector conservador que, engañado y estafado por los dirigentes del Partido Popular, permanecen instalados, cual almas en pena, en una autodefensa cada vez más insostenible.
Ácida viñeta de Ferrán Martín.
Me pregunto mil veces si, de entre todos los millones de votantes que lo sustentan, no existe esa voz enérgica y honesta que denuncie, de una vez por todas, los desmanes que, por décadas, vienen cometiendo. Tolerarlo fue, ayer, motivo de ingenuidad; hoy somos cómplices quienes no lo evitamos.
Por eso se buscan súper héroes en el PP. Voces aisladas que sirvan para mostrar -a la sociedad en general y al conservadurismo en particular- que hay resquicios de esperanza. La voz de uno, a pesar de lo recóndito de su procedencia, si es honrada animará y aglutinará a muchos para combatir la podredumbre parasitaria que ha cancerado al partido, el cual  no deja de ser víctima de aquellos oportunistas neoliberales que usan y abusan, como decíamos más arriba, de toda situación, estamento u organismo a su alcance para medrar.

Ningún argumento sirve para defender al Partido Popular de hoy, pues en la práctica no representa ninguna ideología. Aquellos conservadores, tradicionalistas, cristianos y demócratas deben desengañarse si realmente desean ser honestos consigo mismos. Para ello disponen de dos caminos: uno pasa por renegar definitivamente de unas siglas denostadas hasta la vergüenza general (aunque aún no admitida); el otro los llama a una regeneración total del partido, para lo cual parece menos complejo pasar por la primera opción, es decir, abandonar a la deriva el barco de leprosos en que se ha convertido y refundar un nuevo proyecto más allá de Ciudadanos, un partido que, disfrazado de regeneradores políticos, representa en la práctica el oportunismo neoliberal que da culto y honor al dinero definido más arriba y que ha arruinado a los populares.

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